El bosque de Eldonya

-Porque aún no he perdido la esperanza -Un gran error la verdad.
-Porque no quiero escapar de esa manera de mi dolor -Dije mientras me encogía sobre mí misma.
-¿Por qué vives tú? -Le pregunté apoyando mi cabeza sobre mis rodillas de manera que no me pudiese ver. Cerré los ojos solo un instante y dos finas ebras de agua salieron de mis párpados.
No hice nada por impedirlas, me daba igual que me viese débil porque así era yo en aquel momento, así era delante suya.

-Tú

-¿Qué te hicieron? -Pregunté mientras volvía a bajar la mirada, sabía que él ya no me quería pero aún así yo seguía sintiendo lo mismo por él.
-Lo sé -Susurré con tristeza.

No hice ningún movimiento, no me importaba demasiado morirme en aquel mismo momento pero había algo dentro de mí que no quería.
-¿Quieres matarme? -Pregunté sin que mi voz se alterase lo más mínimo, parecía que la respuesta era afirmativa ya que no dejaba de preguntármelo.
Moví un poco la cabeza al girarme para mirarlo y una raja apareció en mi cuello pero no me importó. Me quedé mirándolo en silencio.

-Vete a la mierda -Dije como única respuesta, quizás aquellas serían mis últimas palabras pero no había podido evitar soltarle aquello, lo seguía queriendo pero aquella indiferencia suya eran como miles de muertes así que... supongo que no sufriría en todo caso mucho.

-¿Qué pretendes que haga con ella? -Le dije mientras señalaba al incordio de niña a la cual en ningún momento le había tenido cariño. Entonces pensé en callar a la niña porque me estaba empezando a dar dolor de cabeza y la acuné lentamente hasta que dejó de llorar y se durmió de nuevo.

No entendía el cambio que había en él.
-Si no te llevas a la niña serás castigado, llévatela -Le dije mientras dejaba a la niña en el suelo, no quería que volviese a ser castigado por mi culpa.

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666 satán!!

Ignoré su último comentario encogiéndome de hombros.
Me acerqué a él y me senté a su lado.
-Llévatela -Dije símplemente, quizás sonó bastante como una súplica pero no pude evitarlo.