El bosque oscuro

Alcé la mirada hacia Salazar, sin añadir nada más saqué una espada que tenía guardada en mi cinturón y me giré hacia la llamada Michelle, esperando que hiciese algún movimiento.
Mis colmillos aumentaron considerablemente, la sangre de humano hacía mucho bien.
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Shii =)

Alcé una de mis manos para agarrar su pie.
Dí una vuelta sobre mí misma y quedé enfrente suya, con la espada entre las dos.


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Me voy, seguimos mañana u.u

Michelle:

Esperaba su reacción. Sonreí para mis adentros y aferré mi espada con la mano derecha.

-Desangra, Suzume -siseé con satisfación, con mi voz casi convertida en un ronroneo placentero. -Shi...kai...
La katana emitió un destello, cuyo propósito era cegar durante unos instantes a Lynd, para poder utilizar a Suzume, mi katana, en todo su esplendor.

FdR: Vale, es un plagio total de Bleach... pero... no pude evitarlo >////< Bleach NO es mio... y mi propósito NO es ser invencible >///<

Sonreí divertida, aquella pelea me iba a entretener bastante.
Aparecí detrás de Michelle, aunque no pudiese ver aún poseía un finísimo oido y un olfato excepcional. Alcé mi espada y la posé en su cuello, con delicadeza.
-Hacke mate -Dije sonriendo, en su oido.

Observé mi mano por un momento, analizando todo lo ocurrido... la katana parecía que tenía poderes ocultos y aquel sería uno de ellos, así que no podría tener ningún contacto directo con ella.
Cambié mi espada de mano, la derecha no me serviría para mucho...
Hice varios movimientos con la mano izquierda, para aconstumbrarme a usar aquella.
-Cuando quieras querida -Susurré con frialdad, aquello iba a ser más dificil de lo que me había creido.

Me quedé quieta durante un momento, pero en el último segundo la esquivé, de manera que diese la impresión de que no lo había hecho.
Aparecí detrás de Michelle, dando una estocada lateral que iba a parar a su estómago.
Salté por encima suya y volví a la posición que había tenido hacía unos segundos, para volverme a lanzar hacia ella y poner el filo de mi espada sobre su garganta.

Noté la presencia de alguien que habría reconocido hasta al borde de la muerte... lo que pasa es que aquella persona había cambiado mucho.
Acerqué mi cuerpo al de Michelle y aproximé mis colmillos a su cuello hasta que se encontraban a escasos centimetros para encontrarse, la espada seguía posándose en su garganta para que quedase inmovilizada.
Esperé a que Salazar reaccionara.

Abrí mis ojos al máximo, por alguna extraña razón, aquello si que no me lo esperaba.
-¿No tienes suficiente con mandarme a una asesina que me mandas a dos? -Pregunté a Salazar con frialdad, mientras pensaba que hacer.
-Tócame y la mato -Dije símplemente a Paul.

Acerqué mis colmillos más al cuello de Michelle, hasta llegar a clavarlos unos milímetros. Dos finas ebras de sangre brotaron de su cuello con lentitud. Clavé un poco más mi espada en su garganta, hasta que hizo una pequeñísima raja.

-Mátame -Dije símplemente, me daba igual lo que hiciese conmigo ya había visto bastante y vivido demasiado tiempo.
-¿Tanto aprecio le tienes a Michelle que quieres que muera? Vaya manera más extraña que tienes de demostrarlo... ¿O la estás usando como haces con TODOS? -Dije, sabía que aquellas palabras le dolerían a Michelle, me había dado cuenta de lo que sentía hacia Salazar.

Abrí lentamente mis ojos, con cansancio, como si me pesaran.
-Mmm... -Susurré simplemente, no sabía donde me encontraba, no sentía nada... me encontraba aturdida. ¿Habría muerto? No sabía por qué razón pero lo dudaba.
Pasó un rato y empecé a volver a ver, a sentir el suelo bajo mi cuerpo. Alcé una mano hacia mi cabeza, esta me dolía consideráblemente.

Reconocí aquella voz sin ninguna dificultad.
-¿No ibas a matarme? -Dije mientras movía la muñeca que Michelle había vuelto negra, esta comenzaba a volver a su color natural.
Me levanté del suelo sin mucha dificultad, apoyándome en un árbol cercano.

-Anda, pero si parece que tienes vida propia, no haces caso en todo lo que te manda tu amo... eres un perro con vida propia, curioso -Escupí.
-Cierto, a mi no me has matado... pero no creo que haya habido muchas más excepciones -Dije mientras lo miraba fíjamente.

-¿Qué te ha hecho? -Pregunté refiriéndome a su cambio, antes no era así.
Miré directamente a la luna, mientras mis heridas iban cicatrizando a gran velocidad.