Nº3 de Road Cranville, Castillo de Nyr y Cedric

-¿Qué voy a hacer ahora?- musité, más para mí que para Cedric.
Mis razones de continuar viva se habían visto reducidas a la mitad. Había puesto tantas esperanzas en aquellos dos pequeños... y ahora, sencillamente, de una forma tan simple como efímera, se habían desvanecido.

Me separé de ella suavemente, agarrándola por la barbilla y obligándola a mirarme. Me atrevía esbozar una minúscula sonrisa, no muy convincente ni para mí mismo.
-Vivir. Aquí. Conmigo.
Entonces, tuve un pequeño arrebato. Un capricho, un impulso, un instinto... como se quiera decir.
El caso es que me lancé a la piscina de cabeza, nada más acercar mi boca a su oído.
-Cásate conmigo.

Noté como mi respiración se detenía durante lo que me parecieron horas enteras. (Realmente no necesitaba respirar xD)
Mis ojos húmedos y enrojecidos se abrieron desmensuradamente.
Entreabrí los labios, pero no fui capaz de articular ningún sonido, y ni siquiera pude ordenar un pensamiento coherente.
Tragué saliva mientras mi cerebro comenzaba a trabajar a toda máquina.
Lo deseaba... había deseado aquellas palabras desde que estuve oficialmente con él.
Sobre los niños... tenía toda la eternidad por delante, y si bien sabía que por supuesto no serían los mismos, pensé que los querría de igual modo. Más que a mi propia vida.
Por eso, mi cuerpo actuó por sí solo.
Sin palabras, ningún mensaje que se debiese enunciar.
Mi labios buscaron los suyos, uniéndolos en beso desesperado, apasionado... con el que traté de demostrar todo mi amor hacia Cedric... y con él, mi respuesta afirmativa a su petición.

Directo el chico xD

Peoro que bonico, viva la madre que me parió!!! *___*

Tsk, siempre es mejor ir al grano. No me gustan los rodeos xDDDDDDDDD.

Correspondí a su desesperado beso casi con la misma pasión. Nuestros labios tan sólo se habían encontrado una vez después de todo aquel tiempo vivido, así que qué demonios, me permitiría el lujo de besarla todo cuanto fuera posible. Todos los días. Me lo repetiría siempre, no lo olvidaría nunca.
Como tampoco olvidaría que, a pesar de no haber dicho nada, aquel mismo beso simbolizaba un abierto sí. Lo supe nada más rocé sus labios.
Una sensación extraña me recorrió de arriba a abajo. Era eléctrica y agradable.
La abracé, sintiéndome, por una vez, completo.

La imagen de los que podrían haber sido mis dos hijos no se apartaba de mi mente.
Aún así, me dije que debía desterrar aquellos recuerdos en un rincón de mi cerebro, no permitir que me carcomiesen el alma.
Por el bien de Cedric y el mío. Por el bien de nuestro presente, y aquel futuro, cada vez más cercano.
Decidí entonces alargar aquel momento.
Tanto tiempo apartado de él había encendido una llama de lujuria en mi corazón; ahora lo deseaba... con quizá demasiada fuerza.
Entreabrí los labios con rapidez y cierta violencia, casi fundiéndolos con los suyos.
Le atraje hacia mí con desesperación, mis párpados cerrados, tratando de centrar su imagen en mi cabeza.
De convertirle en el centro de mi mundo.

Lujuria *__* xDDD

Adictas que sois todas (/) [me incluyo xDDDDDDDDDDDDD].

La mordí el labio inferior con suavidad, sin dejar de pasar por alto la rapidez con la que nuestras bocas se movían.
La atraje más hacia a mí, acercándome también a ella por su propia fuerza.
Le pasé los brazos por la espalda, hacia los hombros, con dulzura y suavidad. Podría decirse que también cierta pizca de sutileza (xDDDDDD).
Entonces, una imagen me vino a la cabeza, y me situé.
El sofá. El bendito sofá (XDDDDDDDDDDDDDD).
Rememoré una escena no muy distinta a aquella. Y, aunque mentalmente, me pregunté si querría repetir...

... (/////) = xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD.

Me separé momentáneamente de Cedric, pasándome la lengua por los labios con actitud traviesa.
No conseguía apartar totalmente a los dos pequeños... y me sabía mal hacer que los olvidaba.
Fue por ello que mi voz sonó un tanto enronquecida, quizá aún afectada, pero infinitamente deaseosa de proncunciar aquellas palabras.
-¿Quieres... volver a repetirlo?-preguntñe en una suave susurro, mientras me quedaba inmóvil unos segundos, para luego echarme hacia atrás, hasta que mi espalda topó con el sofá. (Tines razón... bendito sofá xDDDDD)

-No lo sé... no me importaría... -respondí sinceramente, mientras jugueteaba con uno de sus mechones blancos. Esbocé una sonrisilla pícara. Cierto; estaba hasta el cuerno de rodeos.- Sí. Sí que quiero. ¿Y... ? -me tumbé con ella, posando mis labios suavemente en su cuello.- ¿Y tú?
Entrelacé mi mano contra la suya, apoyando un momento la cabeza sobre su pecho, tratando tal vez de oír su corazón.
Cosa técnicamente imposible, pero que, al menos, sabría que oiría en el mío propio... aunque tampoco tuviera.
En mi corazón imaginativo, por así decirlo.

Mi falsa respiración incrementó su velocidad.
-Claro que quiero... -susurré mientras le obligaba a mirarme. Recorrí cada unas de sus facciones, cada detalle...
Mis dedos acariciaban su rostro, tratando de memorizar la textura que me brindaba su piel.
Mis labios ansiosos encontraron su lugar en el hueco de la garganta de Cedric, los cuales acariciaron aquella zona con suavidad, disfrutando de cada momento.
Comencé a subir con torturante lentitud, hasta que me detuve en sus labios, satisfecha.
-Te amo... -susurré a escasos milímetros de su rostro, y mi aliento gélido acarició su piel como la brisa helada de invierno.

Aunque sin dejar de mirarla, me quedé quieto y dejé que me inspeccionara.
Cuando sentí sus labios sobre mi cuello estuve a poco de tragar saliva, pero me reprimí.
La miré y sonreí, pasándola una mano por el rostro.
-Pero yo más -repliqué, algo burlón, dedicándome a posar mis labios sobre su rostro.-Yo más...

Te toca poner censura ¬.¬ xDDDDDDDDDDDDDD.

Sonreí mientras mis manos agarraban su camiseta, y trataban de despojarle de ella.
Traté de mirarle durante todo aquel tiempo, pues temía marcharme y olvidar su imagen.
Una llama de esperanza iluminó mi corazón, y sus pedazos comenzaron a recomponerse, como soldados por aquella llama.
Volver a intentarlo... sonaba tan bien...
Noté como si mi cuerpo comenzara a irradiar calor, como las manos me temblaban ligeramente, y mi deseo crecía a cada segundo, nublando por completo la razón.

Noté cómo la cosa comenzaba a aumentar de intensidad.
La besé, posando mis labios sobre los suyos con cierta desesperación, mientras mi respiración comenzaba a volverse más agitada.
Yo mismo ayudé en la tarea de quitarme la camiseta, para después ocuparme de desabrocharle los botones de la suya, cosa algo díficil para hacerlo con rapidez.
Los botones nunca habían sido mi fuerte.

Me incorporé levemente para poder deshacerme de la prenda.
Mientras tanto, mis labios seguían ocupados deleitándose con el sabor de los de Cedric.
En un arrebato de pasión, o quizás temeridad, mis piernas rodearon su cintura y le empujaron hacia mí.
Estaba claro que no tenía ningún miedo a lo que pasaría a continuación, es más, lo deseaba con demasiada fuerza.
Me notaba impaciente, desesperada... más de dos años de espera me habían vuelto casi loca.
Mis manos se deslizaron instintivamente a su pantalón, donde lo desabroché con cierta dificultad, pues el temblor de mis dedos se había incrementado.

Si hubiera podido habría respirado hondo para tranquilizarme, pero, además de que eso no era posible debido a la incapacidad de mis labios... tampoco quería tranquilizarme.
Respirando agitadamente, como si estuviera corriendo una especie de maratón, me abracé a ella, sin dejar de besarla, mientras notaba cómo mi piel rozaba la suya. Un atisbo de electricidad me recorrió de arriba a abajo.
Era como la otra vez... pero mejor. Cien veces mejor.
Mis manos se deslizaron hasta su cintura, más o menos donde estaba el cierre de su falda.
Sin mucho esfuerzo se lo desabroché, para después acariciarla con mi mano por todo su antebrazo, sintiendo aquella extraña electrización.

No pude avitar que un cosquilleo recorriese mi columna vertebral.
Mis manos recorrieron su torso, con casi fascinación.
Disfruté con cada una de las caricias, los besos... ¿Qué más podía pedir?
Mis labios, juguetones, se deslizaron desde su cuello hacia su clavícula, entreteniéndose en cada rincón.
No pude evitar que mi espalda se arqueara con suavidad, pues me encontraba ansiosa.

Sonreí y la besé la mejilla, siguiendo ese mismo recorrido trazado por su rostro hacia su oreja.
Después me moví hasta su cuello, bajando mis labios hasta la altura de sus hombros, con los ojos cerrados.
No podía dejar de repetirme todo lo que la había echado de menos... y aquel pensamiento actuaba como un motor que me impulsaba a hacer aquello.
Reprimí un suspiro de satisfacción, mientras mis manos bajaban con soltura y cierta sutileza por sus brazos.
Y la abracé, y la obligué a mirarme de nuevo, para poder besarla de nuevo, con pasión, entregándome a aquel beso como nunca.

Con los ojos cerrados, disfruté como no la había hecho nunca en mi larga existencia.
Dudaba si debía poner fin a aquella espera, pues el deseo se hacía más fuerte a cada momento, y la paciencia se me agotaba.
Disfrutaba alargando aquellos momentos al máximo posible, pero también me moría por aquello llegase de una maldita vez.
Por ello, me separé unos instantes de sus labios, para mirarle con intensidad, dándole a entender que estaba preparada.

¿HAce falta decirlo? Censu X3
Ala, Ced... ¿así? ¿content@? ¬¬

Desperté horas después, en un tiempo que se me había hecho eterno. Había sido como si me hubieran pinchado con la aguja de la bella durmiente y hubiese estado roncando cien años.
Me desesperecé, sintiéndome mejor que nunca. Y miré a mi alrededor, un tanto desorientado, para acabar bajando la cabeza y ver... a mi pequeño amor durmiendo junto a mí.
Sólo pude esbozar una sonrisa traviesa.

Siento la tardanza x.x.

Emití una suave suspiro, aún sumida en un profundo sueño.
Me acomodé más en el cuerpo de Cedric, con un brazo rodeándole en actitud casi posesiva. Algo semejante a una niña asiendo a su peluche (xDDD)

La miré y le quité un mechón de pelo de la cara con cariño, pasándole un brazo protector por su espalda.
Suspiré y la besé en el pelo, saliendo poco a poco de mi ensoñación. Me pregunté si ella estaría también despierta. Por probar...
-Buenos días.

Me removí perezosamente, despertándome.
Poco a poco fui abriendo los párpados, hasta entreabrir mis ojos, algo cansados.
Alcé mi mirada y sonreí.
-Buenos días... -saludé sin perder la sonrisa que curvaba mis labios, un tanto secos.

Pues sí, estaba despierta. Esbocé una media sonrisa, y la volví a besar en el pelo.
-¿Qué, cómo estás? -pregunté algo perdido, ya que aún me encontraba amodorrado. Y eso que lo de dormir no entraba en mis características.
Aún así, no pude evitar bostezar.

Esbocé una media sonrisa.
-¿Además de cansada?- dije estirándome sin poner demasiado empeño.
Noté una punzada de dolor en el costado, pero traté de ignorarlo.

-Además de cansada -concedí, sonriendo aún. Miré a mi alrededor para situarme un poco, y justo entonces enfoqué mi camiseta, tirada en el suelo... que no hacía ningún buen espectáculo. Bueno, qué más daba.
Estiré un brazo y la cogí, poniéndomela con cuidado. Miré a Nyr, curvando mis labios.
-Te he echado de menos -comenté, como quien no quiere la cosa.

Me tumbé de lado, sin levantarme aún.
-Y yo... -murmuré, más para mí que para él- No sabes cuanto...
Me acurruqué en el sofá, cerrando los ojos durante unos instantes.
-Me siento feliz... -murmuré- Lo de ayer... fue la mejor bienvenida que me han dado nunca...