Nº 2 de Road Cranville, Mansión de Kyrd y Lady Deloys

Lo oí y no pude más que sonreir.
- Yo también me aburro.
Miré de nuevo a la ventana y me abracé.

La miré abrazarse.
<<Ojalá yo te diera ese brazo>> -pensé sin poder evitarlo.
Suspiré.
-¿Tienes frío o algo por el estilo? -pregunté, intentando sacar conversación.

Le sonreí con dulzura.
- Sí, un poco- asentí.
Desvié la mirada.
- Pero no te preocupes, estoy bien.

Cogí la manta que había tirada en el suelo y se la eché por encima.
-¿Mejor? -sonreí.

Sonreí.
Pero una puntada de dolor me atravesó el corazón.
- Si, gracias- susurré triste.
Quería decirle la verdad...

Acaricié su pelo oo si fuera un perro y me separé un pco de ella metiendo las manos en los bolisllos.
Respiré hondo.

Me estremecí ante su contacto, pero esta vez no de miedo.
- Kyrd, yo...- empecé.
No sabía que decir.

Me volví.
-¿Si?

Suspiré.
-Mira, es que... bueno, lo que te dije... mentira no.. buneo, tal vez...- ni siquiera yo tenía idea de lo que decía.
Desvié la mirada y le di la espalda.
- Nada.

Arqueé una ceja.
-Relájate y explícate -murmuré.

Me di la vuelta y le sonreí.
- No, si da igual, no es nada.
Me quité la manta y fui hacia la cocina.
- Ahora me a entrado hambre.

La cogí por la muñeca.
-Dímelo, por favor, basta de secretos -mi voz se tornó seria.

Tomé aire.
- Que te quiero, pero no. Que quiero estar contigo, pero tampoco. Que me gustaría abrazarte, pero no quiero que me toques- ¿pero que estaba diciendo?
Me llevé una mano a la cabeza y murmuré sin mirarle:
- No sé lo que digo, olvidalo.

Respiré ondo y me mantuve en silencio.
Analicé cada una de las palabras y cuando hube terminado, una punzada de dolor me sacudió.
-Bueno... -murmuré, desviando la mirada.
Solté su muñeca.

Aquel bueno me dolió en lo más hondo.
Sin mirarlo, me senté en un sillón y rodeé con los brazos mis piernas, pegándolas a mi pecho.
- Soy tonta, ya.

No contesté a su comentario.
Me quedé parado en el mismo sitio de antes, con la mente en blanco y los hombros caídos.
El dolor era demasiado fuerte.

Posé la barbilla en las rodillas y me quedé mirándo a ninguna parte.
Al rato, alcé la mirada hacia Kyrd.
- Lo siento...- dije al verlo destrozado- Kyrd, por favor, no estes así- hice ademán de levantarme.

-Tranquila, no pasa nada.
Sin mirarla, subí las escaleras hacia la habitación y cerré la puerta con suavidad.
Me tumbé en la caba y me quedé mirando al techo.
-¿Como he podido ser tan estúpido? -susurré.

Dudé antes de subir las escaleras y llamas con timidez a la puerta.
- ¿Puedo pasar?- pregunté desde el otro lado.

Suspire.
-Claro -conesté, en voz alta.

Abrí un poco y asomé la cabeza.
Estaba tendido en la cama, mirándo al techo.
Suspiré y entre finalmente, cerrándo la puertas tras de mí.
- ¿Qué te pasa?- pregunté en un susurro, sentándome en el borde de la cama.

Cerré los ojos.
-¿Tú que crees? -susurré.

Lo miré fijamente.
- No sé, dimelo tú.

Sonreí.
-Te quiero -solté, en tono triste.

Me quedé callada, sin moverle y mirándolo con infinita tristeza.
- Lo siento...

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