Nº 2 de Road Cranville, Mansión de Kyrd y Lady Deloys

-Traqnuila, no tienes por qué disculparte.
Respiré lentamente y me sumí en el silencio.

Tragué saliva y me acerqué a él, en un vano intento o de acurrucarme en sus brazos como hace unas horas o de abrazarlo con fuerza.
Opté por abrazarlo.
- No me gusta que estres triste- confesé- No va con tu personalidad.

Puse un brazo por encima de sus hombros.
-Se me pasará.

Me acurruqué en sus brazos, ocultando mi felicidad y aquella pequeña sonrisa que había en mis labios.
- Sé que eso no va a pasar- suspiré.
Alargué el cuello y besé con dulzura su mejilla.
- No quiero que estes así..- repetí en un susurro en su oído.

Una especie de descarga recorrio mi cuerpo al contacto de sus labios.
Volví la cabeza hacia ella y abrí los ojos.
-Se... me pasará... -murmuré.

- Mentiroso- susurré con una sonrisa.
Sentí su aliento. Estábamos verdaderamente cerca y me ruboricé sin poder evitarlo. Pero no me moví.
Lo miré a los ojos, perdiendome en ellos.
- Me encantan tus ojos...- confesé, susurrando de nuevo y alzando una mano para acariciar su rostro.

Levanté el otro brazo y lo puse encima de su cintura.
No contesté a lo que dijo, simplemente esperé a que dijera algo más mientras yo la
observaba.

Bajé la mirada hacia sus labios, acariciandolos con un dedo.
Y sinceramente, la necesidad de besarlos se me hizo irresistible.
Me estremecí de placer al notar su brazo en mi cintura y sonreí sin poder evitarlo.

Besé su dedo y me fui acercando lentamente a ella,
mientras la miraba con mis plateados ojos metálicos.

Mi sonrisa se ensanchó cuando besó mi dedo, pero no dije nada, ni siquiera me moví.
Aparté el dedo de sus labios y fue acariciando su mejilla, subiendo lentamente.
Noté como se acercaba y lo miré directamente a los ojos.

Me acerqué más y más hasta quedar a pocos centímetros de su rostro.
Tragué saliba y rocé la comisura de mis labios con la suya.

Me mordí el labio inferior en una sonrisa pícara, pero no lo besé.
Lentamente, volví a poner el dedo sobre sus labios, como si quisiera hacerlo callar.

Sonreí juguetón y deslicé mi mano por toda su cintura, subiendo lentamente la camiseta.

Lo miré con dulzura, todavía sonriendo.
Pero no lo besé, no iba hacerlo.
Deslicé el dedo por su cuello, bajando por su pecho en una suave caricia.

Puse mi mano fría en su piel y la miré, pícaro.
Bajé mi cabeza hasta su cuello y lo rocé con mis labios, lentamente.

Me estremecí ante su contacto frío, pero alcé el cuello para dejar que lo besara y lo atraje más hacia mí, si aquello era posible.
Despacio, colé mis manos bajo su camiseta, tocando su pecho helado y subiendo lentamente.

Seguí besando su cuello lentamente y me dejé quitar la camisa.
Yo, por mi parte, iba quitándole la suya.

Dejé que me quitara la camiseta, como yo había echo con la suya y desesperada y con los ojos cerrados, busqué sus labios.

Cogí su rostro y lo pegué al mío, haciendo que nuestros labios se encontraran.
La besé con dulzura, con pasión, con cariño, todo al mismo tiempo, disftutando del momento.
Enrosqué mis brazos a ella y con las manos fue recorriendo su espalda desnuda.

Correspondía a su beso con desesperación, bebiendo de él.
Me estremedí de placer con sus caricias, bajando las manos por su pecho, intentando encontrar, a tientas, el botón del pantalón.

Bajé mis labios hasta su cuello, lentamente, besándolo.
Bajé las manos hasta su pantalón y logré desabrochar el botón.

Una descarga eléctrica recorrió mi espina dorsal al notar que el botón de mi pantalón estaba desabrochado.
Lo ignoré, volviendo a besar a Kyrd freneticamente.
Conseguí encontrar al final el botón del suyo y lo desabroché, con una pícara sonrisa en los labios.

Lentamente, y sin saber como, mientras besaba a Emily, logré quitarle los pantalones.
Pase mis manos por sus piernas, lentamente, notanto como su piel se estremecía ante mi contacto.

Hice lo propio con sus pantalones, sintiendo su cuerpo frío pegado al mío.
Esta vez, correspondía a sus besos con mayor lentitud y dulzura.

Heché mi peso hacia delante hasta que quedé más o menos encima de ella.
La besé con dulzura y después me deparé un poco, para observarla, con
una cálida sonrisa en mis labios.

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