Nº 2 de Road Cranville, Mansión de Kyrd y Lady Deloys

-Venga ya, pero si te queda genial.
De un momento a otro Ilain se revolvió en mis brazos y me mordió la mano.
-Er.... mmm... tiene hambre.
Sonreí y le aparté los dientes de mi mano.

Una imagen mental se formó en mi mente y me estremecí. Que poco agradable.
- Ah, no- si un paso atrás- No pienso darle de mamar.- miré a Kyrd- No es que no quiera a mi hija, no me malinterpretes, pero que una medio vampira me muerda... ejem... el pecho, no resulta muy tentador/maravilloso/genial ¿sabes?

Solté una carcjada muy sonora.
-Tranquila. Este bebé como minimo necesita carne, no leche. Sus huesos ya están completamente formados y no les va a faltar calcio.
Me levanté del alfeifar de la ventana y busqué la bolsa con carne que habíamos comprado.
-El problema es... cocinarla -sañalé.

Puse los ojos en blanco y más tranquila (efecto de saber que mi microbio no tomaba leche) cogí en brazos a Ilain y la bolsa de carne y bajé las escaleras hacia la cocina.
- Ey, mi vida, quedate aquí quietecita.
Sonreí, dejandola sentada en una silla al lado mía. (Esperemos que sepa estar erguida porque entonces adiós a Ilain.)
Saqué la carne y la preparé en la ornilla (vitrocerámica con gas xD).
Distraída, corté y metí en la boca de la pequeña la carne, quien masticaba mientras examinaba un mechón de mi pelo.

Quité todas las sábanas y las metí en una bolsa de plático y las lancé por la ventana. Seguía oliéndo a sangre, pero no me importaba. Puse una sabanas nuevas y me acerqué a la ventana, de nuevo.
Genial, justo que ahora tengo una hija tiene que aparecer Salazar. Habían pasado muchos días desde que no tenía noticias sobre él, pero sabía que estaba ahí. Lo podía sentir.
Suspiré con resignación y bajé a la cocina. Me las encontré allí a las dos.
Aunque parezca mentira, Ilain ya tenía el aspecto de un bebé de un año, y eso que solo llevaba unas horas. Aunque claro, el fetó había estado creciendo hasta una edad de trece meses dentro del vientre materno y en muy pocos días. Era normal que tuviera ese aspecto ahora.
Me apoyé en la encimera y me curcé de brazos, mirando a Ilain.

Cuando llegó Kyrd intentaba por todos los medios que Ilain se termira la comida, pero nada.
Suspirando con resignación, aparté el plato y me quedé mirándola un rato, hasta que estiró los brazos y movió las manitas, pidiendome que la cogiera.
Negué con una sonrisa y en vez de eso me descolgué la pluma y se la di.
Después de media hora, mi pluma estaría infectada de babas.
Abracé a Kyrd, escondiendo la cara en su hombre y suspiré en su oído.
- Qué ocurre- no era ninguna pregunta.

Me extrañé al ver su gesto.
-¿Por qué no la coges?

Suspiré, apoyándome en el marco de la puerta y me quedé mirándola.
- Porque no quiero.- no había respuesta más contundente y simple que aquella.

Alcé una ceja, pero no seguí con el tema.
Cogí yo a la niña, la cual jugueteaba con el colgante de Emily.
-¿Te gusta, cariño? -pregunté.
Respuesta: una enorme sonrisa, la cual me contagió a mí.

Les dediqué a los dos una sonrisa y salí de la cocina, entrando en el salón y quedándome frente a la ventana.
Estaba lloviendo.

Me acerqué a ella y le pasé un brazo por la cintura.
-¿Qué ocurre, Emily? -murmuré en su oído.

Negué en silencio como respuesta y cogí a la pequeña en brazos, acercándola a la ventana para que viera la lluvia.
- Mira, Ilain, es lluvia.
Acercó sus pequeñas y blancas manitas al cristal y me sonrió, fijando de nuevo la vista a las pequeñas gotitas que se deslizaban por el cristal. Ella, intentaba en vano detenerlas, sin llegar a tocarlas realmente, claro.
- ¿Quieres verlas de cerca, mi vida?- le susurré al oído.
Sonreí a Kyrd y lo cogí de la mano, arrastrándolo a la puerta principal.
- ¿Haces los honores?

Sonreí.
Abrí la puerta y salimos a la calle.
Esperé a que Emily terminara con ese momento mágico entre madre e hija.

Mi sonrisa se hizo más grande.
Ilain reía a carcajadas, mirando hacia el cielo y viendo como las gotitas que ella habia intentado tocar en el cristal impactaban sobre su cara.
- Ey, Kyrd, no te mojes, cariño- grité por encima del estruendo.
Le di una patada a un charco cercano, empapandolo.
Por el movimiento, Ilain volvió a estallar en agudas carcajadas.
Lo miré, dedicándole una sonrisa pícara.
- Ups, perdón.

Me acerqué a Emily y la besé con pasión. Más tarde besé la frente de Ilain.
Las gotas de lluvia se deslizaban por mi rostro y empapaban mis ropas, pero no em importaba.
Tenía a mi vida cerca de mí. Sonreí a Emily.
-Te quiero -la besé de nuevo. Me volví hacia Ilain.
-Y a tí también, cosita -sonreí, tocándole la nariz.

- Y nosotras a ti- susurré, abrazándolo con fuerza.
Ilain se habia acurrucado entre nosotros y con un bostezo, cerró los ojos.
Sonreí y miré intensamente a Kyrd.
- Eres odioso- lo besé despacio, disfrutando de sus labios.

-Es una de mis muchas cualidades -correspondí al beso, bajo la lluvia.
Nuestra hija no se estaba mojando, pero nosotros sí. A mi no me importaba, pero ella...
Me separé un poco.
-No me apetece celebrar el nacimiento de nuestra hija en casa. Vayamos a algun lugar cálido.

Nuestra hija. Todavía me sonaba raro.
- De acuerdo, ¿a donde vamos?

Cogí a Ilain y le di un beso en la frente. Agarré a Emily de la mano y nos fuimos.

Fui al salon y dejé a Emily en el sofá y la tapé con una manta. Se removía en sueños.
Mis ojos volvieron a su color normal y mis colmillos igual. Pasé mi fría mirada por la habitación y me cruzé de brazos, impaciente a que las otras llegaran.

- Que casa, Kyrd- silvé.
Aparecí apoyada en el marco de la puerta, dedicándole una sonrisa burlona al vampiro.

La míré con frialdad y bufé.
Me senté en la mesa e hize un gesto con la cabeza para que pasaran.

Reprimí una carcajada y me senté en el alfeizar de la ventana.
- No te enfades, hombre, que es una broma.

Aparecí al lado de mi hermano.

Solté un largo suspiro. ¿Siempre tenía que ser la primera en hablar?
- ¿Vais a rescatar a la mocosa?- pese a mi pregunta, la respuesta resultaba evidente.

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